viernes, 21 de julio de 2017

El copista

El Copista
Por Richardt Kreusch

Esta es la historia del hombre más sabio del universo. Nadie sabe su nombre pero lo han llamado “El copista”. Sí, ese hombre existe. Es tan real como el universo, al menos como esta Biblioteca-Universo. Así es, amigo. Por si no lo habías notado estás en la Biblioteca de Babel. Mírala bien. Aunque ahora estamos en una región desolada, pero aun así es la Biblioteca.

El arquitecto la describiría como una enorme biblioteca, infinita en realidad, compuesta de : “ un número indefinido, y tal vez infinito,  de galerías hexagonales” (El arquitecto, 1941) . Justo como esta. Como puedes ver hay anaqueles en cuatro muros, libreros, cada librero cuenta con 35 libros exactamente. No más no menos. Salvo la excepción  de la época en que los anaqueles fueron purgados. Hombres armados, montados en caballos, recorriendo las galerías destruyendo y quemando  todo lo que juzgaban indigno...pero esa es otra historia, que dejaremos, quizá, para otro día. En fin, salvo esas excepciones, que son muy pocas en comparación con el infinito, cada anaquel tiene 35 libros, es decir, 140 libros por galería. En el centro de cada galería está el pozo de ventilación.  Además,  están estas dos escaleras de espiral, una asciende y la otra se abisma, y, por último, estos dos zaguanes: entrada y salida, que nos conectan con las galerías contiguas. Una vez que conoces una galería conoces todas, todas son iguales, lo único que cambia son los libros de los anaqueles… pero
                                                            …Te estaba Contando sobre el copista.

Bueno. El copista es un hombre viejo, tan viejo como la biblioteca.  Quizá el conoció al Arquitecto, o quizá él mismo sea el Arquitecto, al final qué es el universo sino lo que el hombre que lo vive hace de él. El universo, así como Dios, es una creación del hombre. Como sea no es importante. Te estaba  diciendo, el copista es un hombre viejo, aunque no lo aparente; los eones solo se ven cuando lo ves a los ojos, cuando lo escuchas hablar. Fuera de eso solo verías a un hombre más. Un denominador común.

Él no siempre ha sido quien ahora es. Antes. Antes era un aventurero, un buscador. Él buscaba. Parte de la condena de estar aquí, pese a estar rodeado de papel, es que no existe el papel en blanco, no existe la tinta. Todo ya está escrito y no hay nada por escribir. Nosotros no escribimos, solo leemos.

Sin embargo, el buscador no era como nosotros.  La paradoja del buscar radica en que nunca se sabe bien lo que se busca, se puede tener una noción, una idea, pera esa idea nunca es clara y sesga nuestra visión.  El buscador  se aventuró en el universo, recorrió las galerías durante interminables días: los días consistían  en caminar, dormir y leer, caminar, dormir y leer. Cada palabra que leía  se quedaba con él en su interior. Se alimentaba de palabras. Cada una de ellas lo nutría, lo hacía más fuerte. No obstante, había otras palabras, otras letras, que no entraban, se quedaban pululando a su alrededor, susurrando y volando, como el hada, o el demonio, que acompaña siempre a su  protegido. Y había otras palabras que simplemente se perdían, ya sea por su falta de sentido, por su banalidad y estupidez, o porque, sencillamente, buscaban otros ojos para ser leídas. No a todos los nutren las mismas palabras, las palabras son como el espíritu: duras para los espíritus duros, blandas para los espíritus blandos; profundas para los cuerpos profundos, livianas para los que son livianos.

Y así transcurrieron los días de este hombre, de este buscador. Hasta que un día, mientras descansaba  cerca del pozo de ventilación de alguna galería, tomó la baranda que rodeaba al pozo y, con todas sus fuerzas, comenzó a sacudirla, tiraba de ella como si esta tuviera vida y él quisiera arrancársela. Necesitaba ese pedazo de metal por alguna inexplicable razón. Pero la baranda resistía firme, no estaba dispuesta a ceder ni un poco. Sería una pelea dura, una pelea que ese día ganaría la baranda.  

 El buscador, agotado por la infructífera lucha, se tendió cerca de un anaquel. Fue entonces que notó una pequeña astilla que salía del borde inferior del mueble. Decidió  arrancarla. Era filosa, casi como una aguja; el hombre  se dio cuenta  de que con ella podía hacer pequeños trazos raspando la madera del anaquel…entonces recordó algunas  de aquellas palabras que habían estado con él  desde hacía un tiempo, era un pequeño fragmento que rezaba: “conócete a ti mismo”, lo grabó en el anaquel y  así acabó ese día.

Al  día siguiente, con fuerzas renovadas, inició la pelea nuevamente. Su única arma contra la baranda era la fuerza bruta pero ¿un hombre nutrido de palabras qué tan fuerte puede ser?
El buscador había encontrado algo, había encontrado un enemigo. Tomó a la baranda y tiró de ella  con todas sus fuerzas. Apretaba los dientes. Los músculos de los brazos se tensaban hasta quemar, entonces gritó: “Padre, dame fuerza”. Y, como si las palabras fueran una invocación, la barra cedió. Fue así que el buscador creyó haber encontrado algo.

Ahora, el buscador, armado con un báculo de hierro  y una astilla, se encamino a la siguiente galería. Una vez allí, se aproximó al anaquel más cercano, tomó el primer libro que vio  y leyó: “Está es la historia del hombre más sabio del universo. Un hombre que ha sido llamado el copista”. Un profundo sentimiento de irá lo inundó; así que con su bastón  derribo el  anaquel. Impulsado por ese iracundo sentimiento  empezó a tallar de forma minuciosa y desesperada cientos de caracteres que recordaba: letras, trazos y frases. Cuando hubo terminado con ese anaquel paso con el siguiente, y luego el siguiente. Después continúo con los muros, el suelo, la escalera. No fue una labor sencilla y rápida. Raspar textos en piedra y madera requiere su tiempo. Al final, cuando acabó, se dio  cuenta de que su cuerpo no estaba escrito.  Entonces tomó un libro. Uno de tantos que se encontraban en el suelo. Lo abrió en una página al azar y,  con su astilla, pinchándose el pecho ,transcribió literalmente en su carne: “todo es uno”. Aquel hombre se atrevió  a escribir. Después de eso copio de forma exacta , letra por letra, el libro entero.  Todo lo que había en ese cuarto quedó escrito.

No importa por donde se mirase había letras , trazos, fragmentos. Todo en letras de distintos tamaños y formas. En unos muros se podía leer: “De lo que no se puede hablar hay que callar”, “cuidado, no avance”, “15 hombres cargan la caja del muerto, la bebida y el diablo acabaron con el resto”; En el techo se podía leer claramente: “El hombre es un animal racional”, “el afuera es el adentro”; mientras que en la escalera se podía leer en la espiral: “ En un lugar de la mancha de cuyo nombre no quiero acordarme…” Miles de fragmentos cubrían muros, techos, muebles. Era como si un tornado de destrucción y escritura hubiera pasado por esa habitación. El copista había nacido.

Por eso sabemos de su existencia. Hemos visto las galerías destruidas. Fue por eso que yo también me convertí en buscador.  Un día decidí seguir el rastro de destrucción. Quería conocer al copista. Así comenzó mi recorrido. Comencé a caminar a través de las infinitas galerías con la esperanza de encontrar al Copista o al Arquitecto. Sin embargo, la tarea de encontrar a dos elementos específicos  en el infinito no es muy esperanzadora.

 Así pasaron los días, los días se volvieron semanas, hasta que un día, caminado cerca del pozo de ventilación escuché el crujir de algo a la distancia, era como madera rompiéndose. Corrí en dirección del sonido: escaleras arriba. Subí un piso. Dos pisos. Tres pisos. Entonces el sonido desapareció  perdido en la infinitud de la biblioteca. Me acerqué decepcionado al pozo de ventilación, me recargué en el barandal y este cedió, casi caigo al abismo. La baranda estaba rota.

Un pedazo del barandal semejante a un garrote quedó en mi mano. Un enorme sentimiento de frustración y vaciedad me inundó. Comencé a golpear todo a mí alrededor. -¡¡Maldito Copista, Te encontraré!!-. Grité al vacío del pozo.     Y mi grito se perdió en el silencio de la biblioteca. Sentía como la biblioteca  se reía de mí y de mi desdicha. Estaba ahí, perdido, como tantos otros. Es ahí  cuando sientes la Desesperación:-¿qué clase de mente diseña un mundo como éste?- dice una voz.

-¿Qué clase de mente soporta un mundo como éste?-. Respondió otra voz. Pero no había nadie. Estaba solo.

Conforme pasaba el tiempo, dejé de pensar en días; mi existencia se reducía a buscar, a investigar. Una vez tomé un libro de un anaquel, en la portaba rezaba “El abecedario de Gilles Deleuze”. En una de las páginas el autor señalaba, hablando sobre la letra A (A de animal), que los animales viven en un estado de miedo y de alerta constante, puesto que el animal habita en su propio mundo y este mundo es un mundo hostil, un mundo al acecho, un mundo al cual devorar o el cual te devorará. El autor hacía una comparación entre el animal y el escritor. El escritor también crea un mundo, apunta Deleuze, y el escritor también vive al acecho, con miedo y alerta. Vive en un mundo hostil, tan hostil que tiene la necesidad de hacer un mundo aparte, a parte pero igual de hostil que el anterior. El escritor se crea un mundo a partir de La existencia paranoica del miedo a la muerte… Del miedo a encontrar, pensé. Así, vivía en ese momento. En alerta. Como animal. Era como si a cada minuto que pasara yo me volviera más primitivo, más salvaje.

Mi cabello había crecido, al igual que mi barba. Me encontraba solo, solo en  el laberinto. Mi única posesión era mi garrote. No podía imaginar cómo me vería: rodeado de libros pero cada vez más próximo a mi animalidad. Me estaba volviendo loco.

Un día cualquiera durante mi búsqueda infinita, vagando en el desierto de libros, escuche a lo lejos un ruido. Alguien o algo estaba a un par de salas de distancia. Mi corazón se aceleró. Tuve que detenerme un momento a calmar mi respiración. La adrenalina recorría mis venas. Un depredador a la expectativa de su presa. Me acerqué sigilosamente a la puerta de la sala. Y, con cuidado, asomé la cabeza. No había nadie. Pero ahí estaba la escritura, en los muros, en el techo, en los anaqueles.

Entré a la galería y había un rastro de libros, de hojas arrancadas y manchas de algo que parecía ser tinta, una sustancia viscosa y negra recorría el suelo. Tome un poco con los dedos, la olí y la probé. Por alguna razón reconocí la textura, el sabor del pigmento y el plomo. Sí, era tinta.

El ruido aún podía escucharse, así que avancé a la siguiente galería. Conforme me acercaba el ruido se volvía más intenso, más cercano. Me coloqué de espaldas contra la pared en el borde del cuarto. Podía escucharlo. Podía oír su respiración. Eso  no podía verme ni yo a él. Pero estaba ahí.

Apreté mi garrote y  tomando todo el valor que se puede acumular con una bocanada de aire, me arrojé sobré él. Era mi presa. 
Él pudo verme; era más rápido, más fuerte, más listo: un animal. Me esquivo de un salto y entonces pude verlo: delgado, semidesnudo, envuelto en túnicas; todo su torso estaba cubierto de inscripciones y vendajes que avanzaban hasta sus brazos; en una mano sostenía   su báculo. Cuando lo miré con detenimiento parecía que las inscripciones de su piel se movían, cambiaban; durante un momento decían algo pero al momento siguiente decían otra cosa completamente diferente; y junto con cada cambio  sus inscripciones supuraban tinta. El hombre sangraba tinta. El hombre estaba escrito, escrito de historias cambiantes. De historias que él mismo se había escrito.

 Hubo un silencio eterno, como los caminos de la biblioteca .Él me miró a los ojos y por alguna razón sentí una profunda vergüenza. Entonces dijo: “De todo lo que se ha escrito, solo me agrada lo que uno escribe con sangré propia. Escribe con sangre y aprenderás que esta es espíritu. No es fácil comprender la sangré extraña. Aborrezco a los que leen”.

 Su voz no sonaba como una voz, sino como muchas voces a la vez. Los ecos de las voces de todos aquellos que han dicho algo alguna vez se escuchaban a través de él.  Era una voz antigua y extraña pero a la vez profunda y familiar. Eso es todo lo que te puedo contar.

-¿tú eres el copista?-.


A pesar de estas inscripciones que ves en mí y a pesar de estar hecho de palabras, debo decir que no. No soy el copista. Soy solo un buscador que aun va en busca de su escritura… pero esa es otra historia de la biblioteca que quizá contemos después. 

jueves, 13 de julio de 2017

Los seres que fracasaron como animales

Los seres que fracasaron como animales.

No sé exactamente cuando comenzó,creo tener una vaga idea pero no estoy seguro del todo. Cuando me di cuenta ya era un hábito.
Recuerdo que un día ,como muchos otros, me levanté, bajé las escaleras y salí al jardín a recibir el sol con un cigarro: "los hombres necesitan rituales", dijo una vez un profesor en la universidad. Antes solo fumaba en días especiales pero los rituales te muestran que todos los días son especiales. El ritual del nuevo día. Un viejo monje budista alguna vez me dijo que el sol sale todos los días sin falta. Yo escribo todos los días y fumo todos los días, sin falta. Los hombres necesitan rituales; las palabras de mi maestro hacen eco en mi mente .

Decidí improvisar un banco dando vuelta a un balde de agua para poder sentarme a terminar mi cigarro. Mientras estaba sentado logré ver entre la hierba del jardín a un pequeño insecto . Caminaba con cierta prisa o al menos eso es lo que a mí me parecía.

Era una criatura de color oscuro , cubierto por un caparazón que solo dejaba entrever algunas blanquecinas patas y un par de antenas ; parecía no tener ojos. Cuando pienso en el insecto no puedo evitar pensar en Gregorio Samsa,pero este insecto, mi insecto , tampoco era un escarabajo, o quizá sí ,no sé mucho de biología.

El animal se encontraba ahí, caminando sobre plantas y tierra , quizá buscaba comer , sin duda buscaba no morir. El animal estaba ahí luchando por su existencia , siendo movido por un invisible y poderoso impulso de vida: "Querer vivir ante todo:sobrevivir".no hay más.

Fue  entonces que ví la semejanza del insecto con el León , el águila o el dragón ;pero también con el oso , la liebre o la gacela... Literalmente con todo animal existente: los peces , las focas , los perros ...Todo animal siempre lucha por su existencia , por vivir un día más. Ya sabes darlo todo o morir en el intento. Por eso la existencia del animal dura el infinito lapso de un día.

Esa es la finalidad de cada día . Comer para vivir, vivir para comer ...reproducirse y morir. El ciclo de la vida sin odio ni amor.

-"pero los hombres no son así"-.
-"tú no eres así-. Dice una voz dentro de mi, mientras exhalo una bocanada de humo . ¿Por qué fumo ? No me nutre, no lo necesito , ¿O sí? Solo me da plaser. Ese es el asunto : Los hombres no luchan por su existencia , mueren por su plaser . A tal grado que el que no busca una vida placentera se transforma en marginado; lo demuestra la locura , la indigencia y la soledad : los pecados del hombre civilizado.

Es decir ¿Que clase de animal elije morir por gusto e ir matandose poco a poco ?¿Qué clase de animal festeja Navidad y su cumpleaños? ¿Qué clase de animal tiene que ir a un  trabajo , todos los días, para poder pagar la renta de una casa a principio de mes ? ¿Qué clase de animal necesita una cama , un refrigerador, un libro , una televisión, un poema, un escritorio o papel de baño? ¿Qué clase de animal necesita esas cosas ? ¿Qué clase de animal necesita una casa para guardar su libro, su escritorio , su poema su papel de baño...me entiendes .

¿Qué clase de ser vivo necesita escuchar un te amo antes de dormir ? ¿Qué clase de animal inventa el amor para justificar sus impulsos primitivos? ¿Qué clase de animal se niega su animalidad?

Nos volvimos débiles y renunciamos a nosotros, renunciamos a nuestros impulsos. Nuestra debilidad nos volvió seres perversos llenos de miedos , de creencias vanas y necesidades superfluas ¿Qué clase de animal necesita a Dios ? Sí Dios nos viera sentiría vergüenza de nosotros ...tan dependientes de Él .Con tanto miedo. ¿Realmente somos los seres más evolucionados del planeta, nos comportarnos como eso ?
Matandonos a nosotros mismos , soñando nuestros sueños absurdos de narcisismo y amor , pensando que importamos y que el universo tiene un plan para nosotros , un lugar al cual ir . Y ahí nos quedamos ,soñando con fantasmas ...haciendo nuestros rituales ...
Nosotros los hombres , los seres que fracasamos como animales .

miércoles, 1 de marzo de 2017

Pulsiones 1

Por qué comencé a escribir
Pulsiones 1
“Hay noches  en que el corazón duele de verdad”

Una noche leí eso en un pedazo de papel, quizá yo mismo lo escribí, no sé cuándo, ni recuerdo por qué.

La sangre escurre de mi puño hacia el suelo humedeciendo el papel. Aún recuerdo por qué comencé a leer: creo que fue un día, hace casi 15 años. Como todos los jóvenes me enamore, y junto con el amor vino la fantasía; siempre vienen juntas, alterando la realidad del sujeto.

Como usted puede imaginarse, ya que es siempre lo que pasa, el amor se acabó. Y  así, ese día, llegó la primera decepción amorosa, esta es aquella que produce un sentimiento de vaciedad y decepción tan grande que se instaura en el mismo núcleo del sujeto: se vuelve parte de la médula espinal. Existen algunos hombres fuertes, que logran superar aquella decepción, son ellos quienes de inmediato pueden continuar con sus vidas y construyen una nueva fantasía; hay otros que no son así, yo soy uno de ellos.

Estos otros hombres, pasionales, no tienen control de sí , nunca lo tendrán.

Las manos comienzan a dolerme, y la sangre escurre más. Pero no divaguemos, le estaba contando sobre como comencé a escribir. Fue ese día, el día que se instauró la decepción y el miedo en mí, cuando pensé que “las relaciones humanas solo sirven para provocar dolor” para generar ilusiones que, al romperse, de forma inexplicable, alteran todo lo que tocan. Cuando aquella fantasía primera se rompió decidí alejarme de “las relaciones humanas”, no solo hablo de las relaciones de pareja sino, también, de la amistad. En ese momento pensé que las personas solo están allí para causarnos dolor, ese dolor tan agudo, tan frío, como agujas de hielo que se clavan en el cuerpo, en el corazón, y poco a poco te consumen, te hielan, te enfrían…

 Ese sentimiento de vaciedad, de frío, se volvió una constante. No podía confiar en nadie: familia, amigos, cada ser humano existente era una de esas agujas heladas y lo peor es que ni siquiera lo sabían. Quizá pensaba eso porque nunca fui un hombre duro.
Fue por ese entonces que mi abuelo, el señor K , comenzó a mandar, cada mes, una caja repleta de libros, esos mismos libros que pueden verse en el estante, bueno ahora están revueltos junto con otros, pero mi biblioteca así inició.

Recuerdo la primera vez que abrí una de las cajas del abuelo, nunca las llevó personalmente, solo llegaban por correo. Recuerdo que en aquella primera caja estaban los diálogos de Platón y “así habló zaratustra” de Nietzsche.

Cada vez me duelen más las manos, sobre todo la izquierda, al menos la sangre se detuvo.

Los libros parecían un buen refugio, sin emociones, sin promesas, sin carne, solo papel y tinta; papel y tinta, quien diría que el papel y la tinta serían algo tan necesario en mi vida . Puedo sentir un par de cálidas gotas lloviendo sobre mi mano, pero no es sangré, solo un par de lágrimas que escurren desde mi rostro: quien diría que el papel y la tinta seguirían aquí, después de tanto.

Comencé mis lecturas con Platón y Nietzsche. Al poco tiempo se agregaron novelas de piratas, el psicoanálisis freudiano y el viaje al infierno con Dante. Estos nuevos compañeros de tinta y papel no me abrazaban, no me daban afecto pero tampoco me juzgaban.

Claro está que no comprendía mucho, Nietzsche y Platón son lecturas difíciles hasta para la gente letrada. Las manos se me están hinchando, el dolor se hace más fuerte.

Aquellas lecturas llenaron mi vacío, al menos  momentáneamente; se instauraron en mi espina y comencé a respirar filosofía.
Así comencé a leer.

-Pero me estabas contando cómo comenzaste a escribir-.
Es verdad, te estaba contando cómo comencé a escribir.

Después de un tiempo el sentimiento de vacío y soledad creció. Al final, supongo, los humanos somos mamíferos y estamos acostumbrados a estar en grupos, al menos eso nos ha hecho creer la biología. Extrañaba a la gente, extrañaba el sentimiento de afecto. Y como cabía de esperarse me enamore otra vez. Junto con esto las fantasías regresaron, ya sabes fantasía de fantasma: espectros e ilusiones que acongojan al espíritu, a veces para bien, a veces para mal…pero ,como todos saben, los fantasmas no existen, solo habitan en la mente de los sujetos.

Me enamoré, creé fantasmas, y estos crecieron altos como montañas. La caída fue dura.

Hay noches en que el corazón duele de verdad, eso pasó esa noche, y el dolor no se pudo mitigar. Comencé a comprender que el dolor de espíritu nunca cesa, pero comprendí que a la vez era un impulso: la esquizia creadora lo llamaba uno de mis maestros, el doctor Dorra.

La esquicia, se refiere a ese impulso, a ese movimiento de la consciencia para crear, quizá proviene del concepto esquizo empleado por Deleuze y Guatari, quizá no, no lo sé.

Cada vez me empieza a doler más la mano izquierda. En fin…debo darme prisa, el tiempo se acaba, y hablar (o escribir, que al final es lo mismo) comienza a hacerse difícil.

- ¿te encuentras bien?-
¿Acaso me veo bien?
-es verdad, qué te voy a decir. -

Fue alrededor de diez años después de la llegada de los primeros libros del abuelo que descubrí la esquizia.

El escribir no lleno mi vacío, al contrario, cada vez lo hizo más grande. Fue ahí cuando conocí el abismo, y me arrojé. La escritura fue un sustituto, hay quienes creen en “el placer de la escritura”, para mí nunca lo ha sido, escribir duele, la tinta para mí es para hacer tatuajes, cada palabra dicha, escrita, cada palabra existente está tatuada, está inscrita en el espíritu del hombre: es tinta en un lienzo diferente.  la prueba de ello radica en que nuestro nombre es una inscripción que llevamos durante toda la vida.

Ya no siento la mano.
-Está por terminar, vamos-.

Comencé a escribir porque aliviaba la caída, digamos que era una especie de tour abismal: el abismo eran las hojas vacías que poco a poco se llenaban de mí, así como este pedazo de papel que ha absorbido mi sangre y  mis lágrimas durante estos minutos … supongo que por eso comencé a escribir…











miércoles, 30 de septiembre de 2015

Habitación 21


Habitación 21

 Ahí estaba, caminando otra vez en el doceavo piso del edificio. Normalmente era el piso que me tocaba atender. El piso estaba compuesto por dos largos pasillos, cuatro puertas de cada lado, en total dieciséis habitaciones que iban del número 200 al 216, cada una exactamente igual que la otra: una pequeña estancia compuesta por dos sillones y  una mesa de centro, una cama , un baño, en cada baño dos bolsas de shampoo individual, una dosis de pasta dental y enjuague, dos rollos de papel; en el minibar cuatro cervezas, dos botellas de licor barato adornadas con etiquetas que disimulaban el pésimo alcohol que la compañía le proporcionaba a los clientes. Mi trabajo consistía en no olvidar esas dosis individuales de civilización que el hotel le proporcionaba al cliente. Mi salario sobrepasaba por mucho mis labores, eso no quiere decir que me sintiera a gusto con él, pero siempre había formas de sentirse a gusto en un trabajo, mi forma de encontrar esa satisfacción extra se encontraba en escupir dentro el enjuague bucal y en una serie de visitas nocturnas al minbar de la habitación en turno.

Una noche caminaba por mi respectivo piso y pase frente a la habitación 211, nunca había notado que faltaba un número en la puerta, era extraño ver la contigüidad de la serie numérica: 209,210,21,212...,  podría decirse que el hotel contaba con dos habitaciones 21.  Notar esa falla en la sucesión numérica me hizo darme cuenta de que hacía varias semanas que no entraba en aquel cuarto, -quizá más tarde- pensé.

Una vez terminada mi revisión diaria del piso decidí volver a la estancia principal, ahí estaba el regordete capataz que se encargaba de que siempre, sin importar la hora, todo empleado tuviera algo que hacer, ese maldito sujeto que , seguramente a causa de su mal matrimonio, a causa de su falta de sexo, ejercía toda la violencia y toda la dominación que su cargo le permitía sobre los empleados; todos debíamos referirnos a él como Doctor Land, creo que era un psicólogo fracasado que a causa de la falta de competencia en su rama acabo siendo gerente de un hotel; entre los empleados lo llamábamos “el gordo”.

Antes de que el gordo me asignara alguna tarea como fregar pisos, limpiar ventanas o ayudar en la cocina del restaurante, decidí dar una segunda ronda por mi piso, una visita al minibar de la habitación 21 me ayudaría a sobrellevar el resto del día.

Una vez ahí, frente a aquella puerta me di cuenta de que mi manojo de llaves no contaba con la llave de dicha habitación, así  que tuve que volver a la estancia principal. Abrí el cajón de llaves y miré los distintos paquetes,  revisando aquellos manojos noté que no había o no existía la llave de la habitación 211, si no estaba en mi llavero, el del piso 12,  no quedaría más opción  que revisar una por una cada llave dentro de cada manojo que estaba dentro del cajón, era eso o preguntarle al gordo. Todo era preferible antes que hablar con el gordo. Decidí probar suerte con la llave de la habitación 21 original. Regrese al doceavo piso. Introduje la llave, la giré, y con un crujiente sonido que me recordó el tronar  de una quijada rompiéndose, se abrió la puerta. Todo era justamente como debía de ser, una habitación más del edificio, solo había una diferencia, este cuarto contaba con un espejo de cuerpo completo en la sala, un detalle nimio comparado con la total semejanza que compartía con todas las demás habitaciones. Instintivamente revise que hubiera jabón, papel, y lo demás; después de eso, me encamine directo al arcón del tesoro, ese cubo de plástico y metal que contenía el brebaje que me ayudaba a no matar al gordo, a no matarme a mí y  a continuar con este trabajo de mierda: el minibar. Sentía como mi corazón latía, mis pupilas seguramente tan dilatadas como cuando alguien mira a su ser amado; tome la manija del refrigerador, ya sentía el sabor del licor en mi boca. El maldito minibar estaba vacío.

Volví una vez más a la sala principal, le avise al gordo que faltaban algunas cosas en la habitación 211 y que iba a llevarlas, tome el kit de ensamble: cuatro cervezas, dos irlandesas, dos nacionales, dos botellas de licor ( Ron, Vodka) y volví a la habitación.

Una vez allí sentí que algo había cambiado, la atmósfera era diferente, había algo en el aire, había ceniza en el suelo, había licor  en el minibar. ¿Alguien había estado ahí?, ¿Era la misma habitación 21? ¿Me había equivocado de piso? Salí de la habitación. Observe la numeración. Un hombre no entra dos veces al mismo río, dijo Heráclito; ¿lo mismo pasaba con las habitaciones?. 209, 210, 21,212… La numeración concordaba, estaba en mi piso. Volví al cuarto. Destape una cerveza, encendí un cigarrillo, el fuego del fósforo me remitió nuevamente a Heráclito: todo cambia.
Quizá la habitación no cambio, quizá yo cambie, quizá ambos.

Al día siguiente volví a la habitación junto con un estéreo, sintonice una estación local de jazz y comencé con mi ritual diario: cigarro y alcohol, había un extraño placer en escuchar la batería de Buddy Rich envuelto en un ambiente cubierto por una  niebla de olor a tabaco mientras el amargor de la cebada se filtraba  quemando por mi garganta, una especie de placer sexual. Esos pequeños quiebres de la rutina terminaron por volverse parte de ella.  -Tratar de llenar la falta-.

Lo días pasaron y por alguna razón nadie se alojaba en esa habitación. Otro día decidí llevar al cuarto  un viejo cartel que encontré en la basura de mis vecinos, el cartel decía: “yo soy otro” A. Rimbaud. Lo coloque en la pared de la sala, frente al sillón. Poco a poco la habitación se fue haciendo mía.

Una noche, mi noche de descanso, salí a dar una caminata por la ciudad, sentía mi casa como un lugar extraño, ajeno, como si  mi habitación ya no se encontrará ahí, como si ese espacio que antes llamé mío ya no estuviera en mi hogar, o como si mi hogar ya no estuviera en ese espacio denominado mi casa; ese viejo montón de concreto ubicado en los suburbios , ese lugar donde he habitado desde hace años, que he compartido con múltiples amores de distinta índole (mujeres, literatura, la fraternidad de un amigo), ese lugar ya no era mío , ya no era mi hogar, era como si mi hogar, lo mío, estuviera en otro lado.  Durante mi paseo nocturno recorrí los callejones  llenos de mendigos y prostitutas, no pude evitar compararme con ellas; al final qué trabajo no es una prostitución. Todos nos empleamos, buscamos  ser usados, ser usados por otro, ser usados  de una determinada manera, intercambiamos una parte de nuestro ser por unos cuantos pedazos de  papel con la finalidad de darnos pequeños lujos: una caja de cigarros, una taza de café, un auto, una casa, una cena, una familia, una no soledad. Por eso las personas compran mascotas, compran su compañía, compran su no estar solos nunca. Por eso las personas se enamoran o tienen hijos, buscan   sentirse completos, buscan su otro que los use.

 Después de un tiempo mis pasos me condujeron a un bar: The Oasis, uno de esos agujeros que abundan en toda ciudad civilizada, donde sirven licor adulterado en finos vasos de cristal cortado, donde hay un mal músico haciendo pobres interpretaciones de grupos de rock con propuestas musicales aún más pobres,  un lugar al cual solo se va  para olvidar, para olvidarse.
 Veo a una mujer: cabellera larga y  negra, senos grandes, una cara tan seria como la de una persona obligada a ir a un funeral de alguien a quien nunca conoció, su mirada  matizada y a la vez oculta por unas gafas que le daban un aire intelectual, tal vez  eso fue lo que me atrajo. Parecía muy joven, al menos para mí. El alcohol me dio el valor para acercarme: -Cantinero, dos de lo que ella está bebiendo-, el cantinero se acerco y vertió una sustancia blancuzca en dos vasos. Ella sonríe de manera forzada. Yo doy un sorbo al líquido: es leche. Ella estalla en una carcajada. Se va. 
De repente me veo a mí mismo bebiendo leche en un bar, veo la atmósfera de gente desesperada por diversión, por pasar un buen rato. Un montón de gente extraña reunida en un mismo espacio intentado acceder al placer que su rutina diaria les niega. He ahí a la humanidad. Pido algo más fuerte, el cantinero sonríe  y saca una botella llena de un líquido azul  cristalino. Vierte un poco en mi vaso. Lo bebo.


No sé qué ha pasado. Me duele la cabeza. Hay humo en la habitación, reconozco el olor  de yerbas en combustión: tabaco quemándose. No sé dónde estoy. Tomo aire, veo a mi alrededor, el humo me impide ver con claridad. Froto mis ojos, entonces lo veo: es horrible,  es la criatura más repugnante que he visto en toda mi vida: es un ser compuesto por dos bultos hechos de carne, el bulto más grande es una especie de saco lleno de pliegues de piel que caen de forma irregular uno sobre otro produciendo el efecto  de cera escurriendo; esos  pliegues se agitan en breves espasmos : un rítmico movimiento  similar al palpitar de un tumor recién extirpado , en la parte inferior posee dos extremidades largas que se doblan, en la parte intermedia, entre los dos bultos carnosos, hay dos miembros articulados que culminan en una serie filamentos delgados, casi toda la corporalidad de esa abominación es lampiña, a excepción  de algunos  pequeños e irregulares brotes de folículos: sobre el bulto superior , en la parte de arriba, hay un brote de estos.  De uno de los filamentos emana  una nube  hedionda de vapor;  me frote los ojos nuevamente, no podía creer lo que estaba frente a mí, nunca olvidaré eso que vi, lo que estaba frente a mí  era el espejo de la habitación 21, me veía a mí, a mí mismo, desnudo, fumando, escuchado jazz en mi habitación, un engendro dedicando su existencia al placer, vi mi vida como una masturbación continua. El monstruo era yo, pero no solo yo, la humanidad misma, la humanidad que se había dedicado a crear un mundo donde todo ser vive  para la única finalidad de autosatisfacerse.

Desde esa noche no podía mirar a ningún hombre, mujer, niño o anciano y  no sentir asco. Esa noche en esa habitación se me reveló algo que nunca pude olvidar: la abominación del ser, toda sociedad construida por el humano  no es más que la fantasía hedonista que hemos elegido vivir.


Los días continuaron.  A partir de ese día en cada puerta que miraba, en cada puerta de cada casa, en cada entrada de cada edificio, en cada maldita puerta que me encontraba de frente veía un número 21 y junto con él la reminiscencia a mi reflejo, al otro, que en cada caso somos cada uno de nosotros mismos. 

lunes, 28 de septiembre de 2015

Reflexiones sobre la Ideología


Notas sobre las notas de L. Althusser
Por: Richardt Kreusch


Este trabajo debe ser concebido como una  nota al pie sobre las notas para una investigación de Louis Althusser llamadas Ideología y Aparatos ideológicos de estado. Las siguientes líneas son una serie de reflexiones producto de la lectura del señalado texto.

Respecto a la importancia del trabajo de Althusser podemos señalar que muestra una nueva base (o una imposibilidad) epistemológica: la pregunta marxista sobre los medios de producción y como estos son reproducidos se vuelve, a través de Althusser ,la pregunta por la ideología ¿Qué  es la ideología y cómo funciona? la ideología es aquel ente  que  permite que los mecanismos de producción y que las prácticas de explotación se  continúen reproduciendo y se perpetuen, podemos decir que siempre han existido los mismos mecanismos de explotación .Pero  el trabajo de este autor es más amplio ya que  también nos muestra como la ideología en cualquiera de sus manifestaciones : en la economía, en la educación, en la religión , en  los medios de producción, es la instancia que media entre los sujetos y  el mundo ; de tal manera que toda percepción, toda forma de conocer o de construir conocimiento,  está y estará siempre mediada,  y a la vez inserta, en una (La) Ideología.
Demos comienzo a estas notas.

El modelo

Cualquier economista, o capitalista (al final es lo mismo), en su carácter de sujeto percibiente, sabe que el modelo económico que subyace a toda sociedad: el consumo, siempre  está en función de los medios de producción y la reproducción de estos medios de producción. Para que esta reproducción pueda darse  es necesario prever la reposición material de los medios de producción, sin estos medios de repuesto no se pueden reproducir los medios de producción, dicho de otra forma, es necesario re-producir, volver a hacer, los medios de producción: producir otra vez, re-producir la producción. En este sentido debe concebirse como medio de producción a  la materialidad del producto: si se producen telas se debe prever la lana, el hilo, los repuestos de los telares, etc, se deben prever todas las cosas que son necesarias para producir telas; si se producen repuestos de telares se debe prever  las sustancia para hacer dichos repuestos: metal, madera,  etc. si se produce madera se debe prever la cantidad de árboles necesarios para la cantidad de madera que se quiere (re)producir, la gasolina que consumen las maquinas taladoras, los transportes , etc. De tal manera que está reproducción se sostiene  en un ciclo infinito sustentado, y limitado, únicamente por las leyes de la oferta y la demanda.

Sin embargo, existe un ente particular del medio de producción: la persona; la persona dentro del medio de producción es concebida como una materia más: objeto, cosa, sustancia: un medio para la producción;  así el mismo ente, la persona, puede ser concebida de dos formas distintas (por lo menos), como objeto de trabajo o como persona humana. Lo que media esta percepción es la ideología.

Ahora bien, respecto a la reproducción de la fuerza de trabajo, es decir, la reproducción de las personas, resulta que esta (la reproducción de la fuerza laboral) se lleva a cabo fuera del trabajo, fuera de la institución laboral: la industria o empresa, la reproducción de la fuerza de trabajo se lleva a cabo en la vida privada, en lo extra laboral. Pero esta reproducción sólo es posible, está condicionada, por el trabajo, o al menos por el producto de este : el salario; así el dinero es un mediador entre los sujetos y el mundo, además de que posee la cualidad de representar todos los objetos existentes del mundo, el dinero es un bien intercambiable por cualquier cosa: el dinero como un bien ideológico ,con un  valor exclusivamente de cambio, puede ser intercambiando por comida, ropa, un auto, un viaje, una ida al médico: salud, por sexo, un libro, dulces, un terreno, órganos, personas[1] y por cualquier otra cosa que se pueda pensar; el dinero es el medio por el cual todo sujeto accede a un bien (material e incluso inmaterial) dentro del modelo capitalista, por eso el dinero media, es un intermediario, entre los sujetos y su realidad, entre los sujetos y el mundo.

Así el salario permite la subsistencia de las personas; este salario permite que el empleado tenga las condiciones necesarias para poder seguir trabajando, condiciones en general mínimas, las menos, máximas. Sin embargo, estas condiciones necesarias varían de sociedad a sociedad, de cultura a cultura, cada sociedad, heredera de un modelo histórico-económico tiene distintas necesidades, si consideramos algunas sociedades determinadas, por ejemplo la sociedad francesa y la mexicana podemos señalar  que el estatuto del trigo (pan) en Francia tiene una condición  de necesidad relativa  (o de lujo- relativo), esta condición de necesidad relativa que tiene el pan en Francia es diametralmente diferente al estatuto que podría tener   en la sociedad mexicana. Por otro lado, en México el estatuto de necesidad relativa o de lujo que posee el maíz (tortilla) no es el mismo que esta tiene en Francia: un francés es un consumidor de trigo primordialmente, lo necesita para trabajar, un mexicano es un consumidor de maíz; de igual  manera podemos pensar en el estatuto de consumo de distintos tipos de alcohol:  en la sociedad europea se consume vino , este está más por el lado de necesidad relativa que de lujo,  mientras que en  México el estatuto de consumo de alcohol se centra en la cerveza, esta se encuentra sobre el lado de necesidad relativa en el consumo diario de la sociedad mexicana; de esta forma podemos observar[R1]  como  cada objeto de consumo ,dependiendo del contexto,  está más inclinado sobre el consumo cotidiano o básico de la norma cultural o sobre el estatuto de lujo (condición no necesaria)  esto quiere decir que un mismo objeto, en este caso el pan o la tortilla, o el vino o la cerveza, puede ser una necesidad en una sociedad y un lujo en otra.  Esto implica que el estatuto de la condiciones mínimas, o necesarias, esta mediado por constructos culturales, en otras palabras es una imposición ideológica de la clase dominante: la burguesía; esa imposición ideológica es la herencia histórica de una clase que somete a otra: ¿quien elige que debe contener una canasta básica? ¿Quién decide sobre el salario mínimo? Solo unos pocos que imponen su voluntad sobre otros muchos. De tal manera que el salario es lo que va a posibilitar las condiciones de reproducción de la fuerza laboral, el salario es lo que permite que los sujetos continúen viviendo y se reproduzcan, así un buen salario permite que no solo un sujeto viva de él sino muchos sujetos, por lo tanto el salario  es una condicionante de los medios de reproducción de la fuerza de trabajo, es la condición de posibilidad de la existencia de la familia.

A pesar de esto la reproducción como tal de la clase laboral no basta  para perpetuar los medios de producción, para lograr esto hace falta competencia, hace falta producir a sujetos competentes, capaces de funcionar dentro del sistema de producción, pero ¿cómo lograr esto? Esto se logra a través de la educación, a través de la autorización de Otro: la institución. De este modo la institución educativa, otro mecanismo extralaboral (el primer mecanismo extralaboral es la familia: donde se lleva a cabo la reproducción de la fuerza de trabajo), dota al sujeto de ciertas habilidades: leer, escribir, contar, con la finalidad de integrarlo al sistema.

Estos mecanismos extraindustriales: familia y escuela (extraindustriales o extralaborales porque están fuera de la industria, fuera del trabajo) enseñan, mediante el proceso de crianza-autorización, a servir a otro, es decir, se aprehenden conductas que le enseñar al sujeto a ser, a ser utilizado, a ser explotado.


Marx y la estructura

Para Marx toda sociedad está articulada mediante dos  estructuras: 1) la infraestructura: el sistema económico que fundamenta a toda sociedad (relaciones sociales: producción-consumo); y 2) la superestructura, que es la instancia compuesta por los estatutos jurídicos: leyes, instituciones jurídico-políticas, y por la ideología: religión, moral, familia, etc. De tal manera que  toda sociedad es una suerte de edificio: la base o cimientos son la infraestructura, el edificio visible  es la superestructura:




Como fue señalado unas líneas más arriba  el soporte de toda institución social como puede ser la familia, la escuela, e incluso la religión, está soportado en el nivel económico debido  a que toda condición posible de vida está condicionada por la relación entre trabajo y dinero, toda la  superestructura  ha sido concebida y está en función del modelo económico, por eso la familia solo es posible en función del salario (dinero) que le permite continuar existiendo como institución, y la finalidad de la familia, y de toda institución ideológica, es educar para preservar los modelos  económicos. Por eso la infraestructura, la base, es la economía y la superestructura, el edificio, es la ley y la ideología: la existencia de cualquier tipo de edificio  es posible únicamente sobre los cimientos que lo soporta(rá)n y lo hacen no derrumbarse. Esto es así debido a que  tanto la ley como la ideología esta en función de preservar los modelos económicos , así la familia de encarga de proporcionar los paradigmas de pensamiento que fundamentan al consumo: a los niños de les alienta a jugar a ser bomberos , tenderos, estrellas de cine , en otras palabras, se alienta al niño a insertarse en un modelo de producción: a ser útil dentro de un sistema económico. De igual manera la ley esta función de , por medio de la autoridad, impedir que los estatutos económicos se quiebren, no olvidemos que robar es un delito , al igual que la distribución no autorizada de un producto; es delito ya que amenaza el "correcto" funcionamiento del sistema económico de producción, consumo y remuneración. Todo el modelo social esta en función de la economía.
                     
Una vez que hemos señalado la estructura social debemos preguntarnos sobre el estado: ¿Qué es el estado? El estado es una entidad totalitaria que funciona como un aparato represivo (ley), es decir, como una fuerza de ejecución, sometimiento y prohibición, y que mediante estos mecanismos articula un sistema social, pero esta articulación siempre está al servicio de cierta clase social. La función del estado radica en dos cosas, por un lado, en concentrar el poder en un solo punto, o en una serie de puntos, y en mantenerlo ahí, y, por otro lado, en dictar las leyes de la organización social: permitir la existencia, desaparición y actualización de distintas instituciones sociales.
                    
Debemos tener claro que esta forma de entender el concepto de estado es  desde una perspectiva marxista  con la cual Althusser se mostrará inconforme y, de este modo, opta por hacer una descomposición, a manera de ampliación, del concepto estado.
                   
  Althusser incorpora  así dos conceptos nuevos: Aparato Represivo de Estado (ARE) y Aparato Ideológico de Estado (AIE). El aparato represivo de estado consiste en todo mecanismo público que ejerce control mediante violencia: policía, ejército, cárcel. Mientras que el aparato ideológico de estado es definido como un cierto número de realidades que se presentan al observador inmediato bajo la forma de diversas instituciones (aparentemente) no violentas y especializadas en distintos niveles de formación, por mencionar algunos AIE: la familia, la escuela, cultura, religión , sindicatos, medios jurídicos y medios en general, y a diferencia de ARE, estos no son necesariamente públicos , pueden ser instituciones privadas: familia, escuela, iglesia, etc.
                     
A pesar de esto no debemos caer en el error de pensar que los ARE son puramente violentos y los AIE son puramente ideológicos, lo que los define es que en uno prevalece la violencia por sobre la ideología, y en el otro prevalece la ideología sobre la violencia (toda ideología es violencia simbólica): por esto mismo toda revolución debe ser siempre una  revolución ideológica: si no se rompen los paradigmas ideológicos no se rompe el modelo de estado. Así el rol del ARE consiste en, por medio de la fuerza (física o no), asegurar la reproducción de las condiciones sociales (los paradigmas de vida), o en clave althusseriana : se busca reproducir y perpetuar  las relaciones de explotación; de igual manera los AIE buscan perpetuar estos modelos pero de una forma subliminal: la conservación de la ideología dominante asegura que el futuro sea igualmente (des)armónico.
                    
Un último señalamiento que debemos tener en cuenta es que el estado en sí no es ni público ni privado sino, más bien, es la condición de toda distinción pública o privada. Bajo este orden de ideas podemos inferir la siguiente formula: ARE+AIE= Aparato de estado (AE).
                    
Continuando con estos señalamientos podemos decir que lo que diferencia a una sociedad primitiva de una civilizada es, además del distanciamiento del cuerpo propio y de la prohibición del incesto (Levi-Strauss), el uso de la violencia  como aparato represor: entre más moderna es una sociedad existen más AIE, lo cual implica menos violencia, mientras que en las sociedades más incivilizadas  existen más ARE, esto quiere decir que existe más violencia. Althusser ejemplifica esto con el paso de la edad media a la edad moderna: en la edad media solo existía un AIE: la iglesia, todas las demás instituciones eran ARE; la iglesia era el cúmulo de los AIE, en ella se concentraba la institución escolar, intelectual y moral. Cuando dicha institución se quiebra ese AIE se diversifica. Antes teníamos la pareja de adiestramiento ideológico Iglesia-Familia, la cual con la diversificación se convierte en la pareja Familia-Escuela, sin embargo, está diversificación de los                                        AIE continuarà expandiéndose hasta consolidar una serie sino infinita por lo menos de apariencia incontable de nuevos AIE: tv, radio, escuela, iglesia, internet, literatura, cine, publicidad, familia,  …y la lista puede extenderse hasta abarcar todos los mecanismos que articulan y permean las estructuras sociales de los sujetos.
                      
A pesar de esto Althusser señalará a la escuela, la institución educativa, como el más potente de los AIE debido al punto central que ocupa en la formación de los sujetos: se le dedica mucho tiempo  de la vida a la educación institucional (8 horas por día durante 5 días a la semana durante alrededor de 20 años) , además de que esta educación está proyectada a inculcar habilidades recubiertas por la ideología dominante; la educación institucional modela al mundo y la forma de conducirse en él. Como ejemplo de esto podemos pensar en los paradigmas científicos que se enseñan como verdad a pesar de que son solo unos pocos los que los comprenden en su totalidad; la mayoría de la ciudadanía cree en la existencia de los átomos por un acto de fe, la mayoría del populum nunca ha visto uno, sin embargo, gracias a la modelización ideológica de la institución , afirma su existencia, aunque nunca hayan visto uno en su experiencia, así el átomo ocupa el mismo lugar de dios, ambos existen por fe en un determinado paradigma. A pesar de eso nosotros optamos  por añadir a la familia y a los medios  como otros aparatos ideológicos de igual o mayor potencia que la institución educativa, ya que la instrucción educativa termina , tiene un final, mientras que la familia o los medios son espacios institucionales en las cuales todo sujeto continúa inmerso durante toda su existencia: todo sujeto se mantendrá como miembro de una familia, e incluso (es posible que) buscará producir otra familia, y , respecto a los medios, podemos decir que todo sujeto seguirá recreándose en los medios como aparato ideológico, esto es en la t.v., en el radio, en los periódicos, en la literatura, en el cine, etc., todos estos son lugares que seguirán siendo parte de la vida del sujeto.
                    
Hasta este punto hemos hablado mucho sobre aparatos represores, medios e ideología pero, precisamente, uno de los ejes centrales de la teoría marxista es el concepto de ideología.

¿Qué es la ideología?

Althusser retomando a Marx señala a la ideología como un: “sistema de ideas, de representaciones que domina el espíritu de un hombre o de un grupo social” ( Althusser , 1970:47), lo cual implica , o por lo menos nos hace pensar , que  la ideología es invocar una realidad, es una determinada forma de ver , de mirar al mundo o a un objeto del mundo. Tomando como hilo conductor esta idea podemos decir que la ideología siempre manifiesta  posiciones de clase, nos referiremos a esto más adelante.



La ideología no tiene historia

Esta sentencia está sustentada en el hecho de que la función ideológica siempre se da en un espacio y un tiempo determinados: todo espacio-tiempo (condiciones históricas y sociales) siempre  determinan la concepción ideológica de la ideología misma: la ideología es ya ideológica; esto quiere decir que el concepto de ideología  surgió dentro de una ideología ya dada. Por esta razón los análisis históricos no pueden llevarse a cabo, están imposibilitados, debido a que el historiador, el sujeto que redacta la historia, está inmerso en un medio ideológico que le impide tener objetividad sobre el  “hecho del pasado”; esto sin descartar la premisa de que todo evento histórico es, también, un constructo ideológico consolidado como “verdad” , dicha  consolidación se sostiene únicamente por el documento, pero, a su vez, el hecho de dar valor a un documento como fuente de veracidad es debido a la imposición del aparato de estado: el pasado es así (como fue) gracias al aparato de estado que lo acredita  y que acredita las fuentes que hacen esto posible, dicho de otra forma: la Historia es la ilusión ideológica que se consolida  como verdad con el fin de sustentar una identidad, la estructura es lo que valida, autoriza, al discurso histórico y a cualquier otro tipo de discurso, también podríamos decir que  el pasado es un constructo ideológico que se hace desde el presente  y solo puede ser hecho de esta forma ya que el pasado , fenomenológicamente hablando, no está nunca en la experiencia. -Antes de continuar debemos hacer un  breve paréntesis sobre la sentencia de la ideología es ya ideológica y volvernos  hacia el diagrama del estado: el edificio configurado por la infraestructura: modelo económico, que funciona como los cimientos de la estructura del estado, y la superestructura: la ley y la ideología, o el edificio social como tal; resulta entonces que la economía , al igual que la ideología (o la Historia), es ya desde antes una configuración ideológica: ambos conceptos en cuanto determinaciones sociales fueron concebidos dentro de una ideología , estaban inmersos dentro de un paradigma social,  de tal manera que la infraestructura de la infraestructura, o los cimientos de los cimientos, es la ideología, por eso el valor de cambio del dinero es una instancia social en tanto que es ideología pura, la moneda es el más claro y más inconsciente ejemplo de la ideología en funcionamiento: todo sistema de cambio es una instancia ideológica ya que el hecho de asignar ya sea valor de uso o valor de cambio depende de las condiciones de valor que se le dan al objeto o la moneda; así el hecho de cambiar algunos papeles (billetes) por un automóvil, o el hecho de cambiar nueces por arroz implica, siempre, unas condiciones ideológicas que dotan de valor a los objetos y  que configuran al sistema económico:



Cerremos este breve paréntesis-. Volviendo a la (no)historia de la ideología nos topamos con una aparente paradoja: la ideología no tiene historia debido a lo ya expuesto, pero a la vez sí tiene historia. Esta aparente contradicción no es tal, usemos esta paradoja como un peldaño para poder avanzar en nuestros planteamientos. La ideología sí tiene historia ya que la ideología misma  ha perpetuado las prácticas sociales de los mecanismos de explotación: “La historia es la historia de la lucha de clases”(Marx). En otras palabras la ideología no tiene historia en un nivel teórico, pero sí tiene historia en un nivel pragmático.
                    
Ahora bien, remitiéndonos a la definición propiamente althusseriana de ideología nos encontramos con que el autor señala que: “ la ideología  es una “representación” de la relación imaginaria de los individuos con sus condiciones reales de existencia” (Althusser, 1970:52), esta definición tiene la clave en el concepto “imaginario”, lo imaginario es lo que no es la realidad, es una desviación de la realidad, una especie de filtro ilusorio que impide ver las condiciones reales de existencia: “ En la Ideología Alemana (Marx) esta fórmula aparece en un contexto claramente positivista. La ideología es concebida como pura ilusión, puro sueño, es decir, nada. Toda su realidad está fuera de sí misma. La ideología es pensada por lo tanto como una construcción imaginaria cuyo estatuto es exactamente similar al estatuto teórico del sueño en los autores anteriores a Freud” (:49), así la ideología pasa a ser una especie de residuo, de excedente, un extra, una capa que cubre la realidad; aunque, a pesar de cubrir lo real, de deformar lo real, a la vez lo sostiene y lo articula. La cubre porque es una ilusión que le impide al sujeto ver lo real pero la articula porque conduce (alude) al sujeto a percibirla de determinada manera:



                             
         Es por esto que Althusser señala que: “En la ideología no está representado entonces el sistema de relaciones reales que gobiernan la existencia de los individuos, sino la relación imaginaria de esos individuos con las relaciones reales en que viven” (:56)  la clave de esta frase está en concebir a lo real no como fundamento inmanente de la realidad, sino como un producto de la ideología que condiciona el modo de el ser de lo real; la realidad puede ser una mierda pero debe vivirse.
                  
   Hasta este punto solo hemos hablado de la Ideología (con mayúscula), lo que pareciera dejar de lado la existencia de otras posibles ideologías. Estas otras ideologías son en realidad siempre sub-ideologías de esa gran Ideología dominante, así esas pequeñas ideologías que aparecen como preceptos morales, estéticos , políticos o de otros tipos, no son más que segmentos de la Gran Ideología; si fuéramos capaces de recopilar estas fracciones (pequeñas ideologías) y unirlas en una amalgama el producto sería la Ideología como tal, de tal manera que hablar de ideologías es siempre hablar de la ideología  dominante, o en algún caso antitético , como el choque entre comunismo y capitalismo, lo que aparece de manifiesto es la licencia que la ideología dominante se permite al dejar  surgir (brotar) un elemento opuesto, pero este elemento opuesto sigue estando regulado, no escapa al control. Este surgimiento de brotes subversivos regulados produce el efecto de una realidad no totalitaria, o lo que es lo mismo, genera la ilusión de libertad.





Sobre la existencia material de la Ideología


¿Cómo sabemos que la ideología existe? Es cierto que nadie  nunca ha ido caminando por la calle y se ha topado con la ideología ni ha visto a las personas sacando a pasear a sus ideologías como si  estas fueran sus mascotas. Debemos aceptar por lo tanto que la ideología como tal (esto es asilada del mundo: como un ente propio) nunca aparecerá ante nosotros, la ideología tiene una existencia parasitaria, la ideología se encarna : se materializa en algo que la hace manifiesta, o más bien ella misma se hace manifiesta: la ideología aparece en los textos,  esto es en los espacios de recreación (cine, literatura, teatro, medios: internet, tv, radio, en la escuela , la iglesia, etc. en todos los espacios donde un sujeto se recree), esta aparición textual o discursiva (todo texto y todo discurso son materia) hace que la ideología exista materialmente, en palabras de Althusser : “ en un aparato y su práctica, o sus prácticas, existe siempre una ideología” (:58).
                   
De tal forma que la ideología tiene una existencia metonímica: existe metonímicamente entre un objeto (texto, aparato) y toda ella, el texto o el aparato son una parte de la ideología que toma el lugar de toda la ideología general. Es por esto que todo significado posible es siempre un significado ideológico: el significado saussureano es eso: significado ideológico, no es posible ningún proceso de semiosis fuera de la ideología. Yendo más profundo aún dentro de esta afirmación  diremos que las dos matrices que  fundan a un (al) sujeto y que articulan la realidad (o una realidad) son: 1) el lenguaje: la instancia que provee los significantes vacíos: “la lengua es el depósito de las imágenes acústicas”(Saussure, 1917:42), es decir, la lengua es el depósito de los significantes, no de los significados; mientras que la segunda instancia articulatoria es 2) la ideología, esta es la responsable de proveer los significados;  de tal modo que la ideología ‘llena’ a los antes vacíos significantes, este efecto de llenado produce al signo. Estos señalamientos implican que el signo esta fracturado: su totalidad oscila entre la lengua, los significantes vacíos, y la ideología, los significados que llenan a los significantes.
                    
Ahora bien, es a  causa de  este efecto de llenado ideológico  que existen los paradigmas culturales: belleza, ética, moral, amor, etc. estos entes puramente conceptuales son la ideología en su máxima expresión, pero, como ya fue señalado, la ideología , o más propiamente los significados ideológicos, se extiende a toda palabra, esto es, a todo signo existente en un sistema semiótico (una lengua, una cultura, un código): cualquier palabra (cualquier signo) significa lo que significa gracias a la ideología. Como ejemplo de esto podemos pensar en la idea del “bien”; hacer el bien es, ideológicamente, adaptarse a ciertos rituales de conducta: los mandamientos cristianos, el código civil (entre otros posibles modelos), si se siguen estos códigos, si se cumplen y se respetan,   se puede decir que se hace el bien; si pensamos en la ‘belleza’ , el ser bello está igualmente vinculado a una práctica: la moda o la salud, estos ejemplos muestran como las ideas (significados) existen como actos , como una puesta en práctica: ser bueno es ser un buen cristiano, o el significado del signifcante /(ser)bueno/ se encuentra en la ideología;  esto implica que ser siempre es  ser en la práctica, en la puesta en escena ideológica (en la relación  imaginaria); todo ser es siempre hacer, hacer un práctica social o un ritual ideológico , y  hacer es siempre un hacer en el mundo. Lo cual nos vuelve a la ideología materializada. Sin embargo, no hay que olvidar que todo hacer está condicionado por El Estado (AIE+ARE).
                     
Tomando como hilo conductor lo expuesto hasta aquí  diremos que el vivir es ser(estar) en una  (la): “ ideología existente en un aparato ideológico material que prescribe practicas materiales reguladas por un ritual material, practicas estas que existen en los actos materiales de un sujeto que actúa con toda consciencia según su creencia”(Althusser,1970:63). Dicho de otro modo, hacemos lo que nos hacen hacer, vivimos como nos hacen vivir y en sima creemos que vivir como vivimos es la forma correcta de vivir. Así Althusser señala que:” 1) No hay práctica sino por y bajo la ideología. 2) No hay ideología sino por el sujeto y para los sujetos” (:63).  Lo único  que debemos cuestionar aquí a Athusser es sobre la consciencia, no será más bien que toda práctica es realizada con toda inconsciencia: (in)consciencia. ¿Qué tan consientes son los sujetos sobre las acciones de su vida diaria? trataremos de despejar estas incógnitas.




Sobre el sujeto de la ideología

“El hombre es por naturaleza sujeto”

Esta frase se refiere a que todo sujeto (todo ser hablante, todo ser social) es sujeto por sujeción, por estar sujeto (atado) a dos instancias articulatorias: el lenguaje y la ideología; todo sujeto está sujeto al lenguaje porque todo sujeto está nombrado (nominado, signado: cubierto por la letra, por el logos) y a la ves nomina (nombra, signa, cubre con letras) a las cosas; y todo sujeto está sujeto a la ideología porque esta determina la función social del nombre (signo). Por lo tanto todo sujeto es, a pesar de la tautología, sujeto ideológico y sujeto gramatical. Esto es consecuencia de la capacidad interpelativa de la ideología: la ideología interpela al sujeto, lo llama a introducirse en ella, a ser en ella; esta interpelación es producto de los textos (de los espacio de recreación), estos hacen  un llamado a ser en el texto , como si alguien nos gritara : “¡oye tú!”,  y nosotros , los sujetos, al sentirnos aludidos y sabernos llamados volteáramos hacia el texto, al aparato ideológico; es en este voltear al llamado donde la ideología se cuela dentro del sujeto , se introduce en su consciencia, produciendo la relación imaginaria, ya que , mediante esta inserción, los sujetos imitarán los paradigmas extraídos de estos espacios  y los reproducirán en la vida: así aprendemos a ser hombres o mujeres, a ser religiosos o a no serlo, a ser lo que sea que se sea, la forma de ser siempre es a base de la imitación, acaso el hombre no fue hecho a imagen y semejanza de Dios, acaso el hombre no ha sido hecho a imagen y semejanza de la ideología.
                    
Es por esto que todos los seres, recordemos que todo ser es ser hablante (Lacan) y por lo tanto todo ser es sujeto, son semejantes, son semejantes porque todos y cada uno de los sujetos son un producto ideológico. La ideología homogeniza, estandariza y perpetua los modos de ser de los sujetos, la ideología dicta el qué y cómo se es. Sin embargo, los sujetos son inconscientes de este proceso fundante, la prueba de esto es la ilusión conceptual del individuo, la ilusión de libertad, la ilusión de elección. Despejemos uno por uno:


La ilusión de Individuo
El individuo propiamente hablando sería una entidad plenamente individual, separada de todo,   un ente aislado de todo sistema; eso sería lo individual: lo de uno solo, lo único,   lo que no depende de nada, o en otros términos lo que no está sujeto a nada. De tal modo que el sujeto y el individuo se oponen práctica y teóricamente. El individuo sería el ser que es independiente a todo, con modelos, sistemas, expectativas, y medios propios y autónomos,  lo cual , en caso de que existiera, impediría la comunicación y el conocimiento del y con el individuo, ya que al ser una entidad aislada y autónoma  regida por su propio , único e incompatible sistema ( si fuera compatible querría decir que tendría elementos en común con otros sistemas lo cual lo volvería no individual)  nos imposibilitaría fenomenológicamente y ontológicamente  conocerlo y comunicarlo. Por lo tanto el individuo no existe.

La ilusión de libertad
La libertad como tal, al igual que el individuo, no existe. La libertad por definición está vinculada a la capacidad de poder hacer  o poder escoger , por lo tanto la libertad se halla en intrínseca relación con la capacidad de elegir: la ilusión de elección; podemos decir que toda persona libre a elegido sus condiciones de vida y su forma de vivir, pero qué tan libre se puede ser si , como ya apuntamos, todo sujeto es sujeto por sujeción; esto nos lleva a dos cuestiones: 1) todo sujeto  , en tanto producto ideológico,  no eligió ser quien es: desde su nombre , el sujeto es nombrado (cubierto por el signo) por otro(s) sujeto(s): los padres, y aprende a conducirse en la sociedad a base de la inserción en la ideología y a través de la imitación o del adiestramiento producto de la recreación ideológica, de tal modo que nadie elige ser como es, el medio lleva al sujeto a ser como es. 2) Pareciera entonces que el sujeto , a pesar de ser forzado a ser de determinada manera, tuviera un cierto margen de elección, esto no puede ser negado, por ejemplo: todo sujeto tiene la libertad de elegir entre un pantalón azul o uno café, entre tal o cual candidato político , puede elegir qué hacer con su tiempo libre; sin embargo, esta es la mera ilusión de elección :el hecho de poder elegir entre un pantalón azul o  uno café condiciona la existencia de los pantalones azules o cafés, y el sujeto es aparentemente libre de escoger uno u otro, pero esta libertad de elección solamente oscila entre los bienes  de antemano seleccionados : el pantalón azul o el café, esto implica que si el sujeto quisiera un taparrabo, o un pantalón de piel de bebés , o cualquier otro tipo de prenda extraña, pues resulta que estas prendas extrañas escapan incluso a los pensamientos de los sujetos (quien en su sano juicio quiere un pantalón de piel de bebés) ; esto muestra que el pensamiento libre está condicionado de antemano: somos libres de elegir entre los bienes que la ideología nos permite conocer, somos libres de escoger entre lo que el estado da para escoger: somos libres dentro una jaula en la cual los barrotes son transparentes; por lo tanto, cualquier acto de elección libre  no es más que la fantasía que hace que los sujetos se vean como dueños de sus acciones y como señores de su destino, esta desviación ilusoria desvincula  de la realidad al sujeto, todo ser, todo sujeto, todo ser humano  es  un producto ideológico: seres genéricos  que siguen patrones de comportamiento,  el medio dicta el patrón . Ningún sujeto es libre  la prueba de ello es la creencia en la libertad misma.

La ideología no tiene afuera.
Como hemos se ha visto a lo largo de la exposición no hay nada fuera de la ideología, esta (la ideología) es el conjunto de todos los conjuntos posibles que articulan y describen el mundo, ya sea ciencia, religión, lógica, magia, esoterismo, destino, etc. todo modelo epistémico está regido por la ideología  y por el lenguaje, de tal manera que lo que hemos tratado de hacer es   no salir de la ideología para explicarla, sino desde ella  misma, desde adentro, dar una nueva mirada a nuestro alrededor para tomar (in)consciencia de nuestra manera de existir.






La sociedad de la masturbación



Debemos tener en claro que todo acto masturbatorio es el intento de auto-producirse placer, de provocarse una satisfacción; resulta pues que la masturbación es una estimulación que un sujeto se hace a sí mismo en vías de acceder al placer, pero ¿cómo se accede al placer?, ¿cómo deseamos?, ¿qué deseamos? Y ¿cómo se manifiesta todo esto?  Para responder a estas preguntas debemos hacer un retorno a la escuela freudiana : el psicoanálisis, resulta pues que uno de los principales aportes de Freud radica en concebir al sujeto como un ser deseante, todo sujeto desea algo: desea  a La madre. Todo sujeto, según Freud, nace con una fuerza sexual primigenia denominada libido, esta fuerza sexual debe entenderse en el sentido de adquirir placer: la fuerza sexual esta proyectada a buscar el placer, así, este placer está vinculado directamente a la búsqueda de un estado de bienestar, esto es, un estado que posibilite y asegure un , por decirlo así, buen vivir. De esta forma el libido es la potencia primigenia que impulsa al sujeto a la búsqueda del placer.

Pero la forma de adquirir placer está mediada por  una serie de estadios físicos y psíquicos denominados etapas de evolución psicogenética ,  estas etapas son una serie de estadios evolutivos  por las cuales todo viviente debe pasar para consolidarse como sujeto. Así, podemos señalar que dentro de la evolución del sujeto se deben atravesar tres  estadios: el estadio oral, el anal y el genital.  El primer estadio , el oral, es el momento de la existencia de todo viviente en el cual el placer está vinculado a la oralidad: a la cavidad bucal; este estadio es el más primitivo de todos debido a que siempre el primer placer existencial es el comer, alimentarse, así el llanto del infante recién nacido está proyectado a pedir el alimento, es decir, a ser amamantado. Esto implica que el acto de alimentarse mediante la succión del pezón materno le produce placer al niño, un placer sexual oral; es por eso que el infante en esta etapa intenta colocar cualquier objeto en su boca, lo que hace en realidad es buscar la misma satisfacción oral que encuentra en el amamantamiento.

El segundo estadio, la etapa anal, está vinculada al control del esfínter  mediante el impulso de retención o de expulsión ; esta etapa se refiere al momento en que todo niño aprende a ir al baño, lo que hace es aprender a controlar su esfínter. Pensemos en la siguiente situación: un niño y su madre van de compras al supermercado; después de un largo rato en dicho lugar el niño se acerca a las faldas de su madre y dice: “mamá quiero ir al baño”. Acto seguido la madre y el niño salen corriendo del establecimiento para llegar a un baño; el niño se sienta y deposita sus secreciones en el escusado. Ahora bien, el evento social de aprender a ir al baño no concluye aquí, sino que continua mediante la felicitación y aprobación de la madre y la familia respecto al acto que realizo el niño: cagar donde se debe. Esta felicitación es un reconocimiento que se le hace al infante por dos motivos: 1) el niño está consolidando la habilidad social de ir al baño, lo cual lo posibilita a una mejor integración en el sistema: ir al baño en el baño es un ritual social. 2) el niño aprende e interioriza que el control de su esfínter mediante la retención (aguantarse a no ir al baño) y la expulsión (expulsar las secreciones donde se debe) le otorga un reconocimiento social: la felicitación y acreditación de la madre o la familia, así se crea una nueva vía de acceso al placer.

El último estadio es el estadio genital; este estadio tiene que ver con la delimitación de las zonas erógenas: los genitales. Esta delimitación se lleva a cabo mediante un corte en la corporalidad del sujeto, esto quiere decir que hay ciertos espacios del cuerpo a los cuales el sujeto puede acceder y  otros a los que no, esto es lo que Lacan llamará la territorialización. Podemos pensar en un sujeto que se encuentre en una cafetería , y que este sujeto gustara de tocarse la cabeza , el cabello, el hombro o incluso el pie,  lo cual podría parecernos algo curioso pero no fuera de lo normal; pero que sucedería si en la mencionada cafetería estuviera un sujeto que gustará de tocarse los genitales, dicho sujeto estaría rayando en la perversión y no faltaría alguien que lo llamará degenerado, sucio y demás. Esto sería así debido a que las zonas erógenas han sido excluidas de las prácticas sociales públicas y su acceso ha sido reservado únicamente a la práctica privada del acto sexual, así el acceso público a los genitales ha sido excluido mediante una incisión en el cuerpo de todo sujeto y solo se permite el acceso a estas zonas  para acceder al placer sexual en determinados espacios privados.

Una vez señalado esto podría pensarse que estas etapas son una escalera en la cual se avanza de un peldaño a otro y el escalón anterior es superado y dejado en el olvido una vez que se ha podido avanzar al siguiente, pero esto no es así. Como veremos en el psicoanálisis y en lo que al sujeto se refiere todo se queda. Todas  las etapas señaladas están atravesando al sujeto todo el tiempo de su vida, solo que la manifestación de estas pulsiones , ya sean orales, anales o genitales, se lleva a cabo de una forma cada vez más indirecta: un cigarro, una paleta, el dedo en la boca ,comerse las uñas, son pulsiones plenamente orales, es decir sustitutos del pezón materno; el coleccionar cosas: retener objetos, pulsiones anales de retención, y de la pulsión genital que decir, ya en otro sitio Pierre Rey señala que todo el arte ha sido producido en el intervalo que hay entre una mano y un culo: cuando se va caminando por la calle  y de repente ante nosotros aparece no un culo sino El culo , el culo de nuestros sueños, hay dos caminos que podrían seguirse, el primero sería ir y tocarlo y llevarlos al sujeto dueño de ese culo y al culo mismo a un hotel y realizar el acto sexual, después de esto no pasaría nada; el segundo camino consistiría en no hacer nada, no tocar el culo, solo mirarlo y no  consolidar la fantasía, esto es , reprimir el impulso de ir por él , una vez reprimida está pulsión se vuelve al hogar y como producto del deseo frustrado se escribe el Quijote, la Novena Sinfonía, se pinta la Capilla Sixtina, se escribe el "curso de lingüística general", etc.  Es decir, todo acto de la vida del sujeto está condicionado por la búsqueda  del placer, el hecho de tenerlo o no tenerlo regula todas las acciones del sujeto.

Pero Freud a pesar de mostrar al ser como ser deseante no explicita por qué hay deseo, de donde viene, qué lo produce, lo cual nos conduce a la pregunta lacaniana de por qué hay inconsciente. Aplazaremos momentáneamente dicha pregunta.

 Como ya señalamos el sujeto manifiesta sus pulsiones de forma indirecta, dicho de otra forma, el sujeto siempre está en busca de su placer pero no lo hace de forma consciente: los sujetos saben que un cigarrillo los relaja pero ¿saben por qué los relaja? No , no lo saben; es decir , los sujetos son inconscientes sobre los por qués de sus prácticas. De esta forma nos encontramos con una primera distinción entre consciencia e inconsciencia, la consciencia es la parte de la mente donde habita la razón, la lógica y la inteligencia, de tal manera que es un instancia estructurada , es donde se sabe y donde se tiene control. Por otro lado el inconsciente es la instancia de la psique donde habita el deseo, el miedo, la angustia y la pulsión; esta instancia se denomina inconsciente porque es lo que el sujeto no conoce, es  donde no es conciente (in-consciente, sin consciencia) ; si pensamos en  los miedos o en los  deseos que poseen a un sujeto este no es consciente de porque desea lo que desea o porque le teme a lo que le teme, si volvemos al ejemplo del cigarro , (casi) ningún sujeto es consciente de la pulsión oral que está satisfaciendo al fumar , o, en el caso de la analidad, ningún sujeto sabe porque le produce placer coleccionar (acumular, retener) algo; estas son manifestaciones conscientes del deseo inconsciente.

Bajo este orden de ideas podemos decir que el acto de manifestar conscientemente el gusto por alguna actividad: un vicio, un deporte, la producción intelectual o artística, el coleccionar algo, etc.  es una deformación de la pulsión inconsciente , esto implica que  de alguna forma, algunos elementos inconscientes están pasando a la consciencia de determinada manera; este paso del inconsciente al consciente se lleva a cabo a través de un filtro que Freud denomina preconsciente: el preconsciente es la instancia reguladora que le permite a todo sujeto convivir con sus pulsiones. El preconsciente permite el acceso de ciertos elementos inconscientes a la conciencia mediante una censura, diremos que la censura es el acto de omitir algo : como cuando se censura una película, lo que se hace es modificar , elidir o transformar una escena que se considera inapropiada, así la censura psíquica opera mediante dos mecanismos : la selección y la deformación.

La selección es el mecanismo por el cual el sujeto puede escoger acceder a un elemento inconsciente: recordar un nombre, una dirección, acceder una información aparentemente olvidada; la deformación lo que hace es alterar el contenido latente de la pulsión y modificarla para que el sujeto pueda convivir con su deseo o con su angustia: así un pesadilla lo que hace es deformar las angustias reales de un sujeto, o el fumar lo que hace es deformar la pulsiones orales del sujeto: lo que hace la deformación es trasladar de un campo a otro la pulsión o la angustia del sujeto.


Lacan ¿por qué hay inconsciente?

Si nos remitimos a la escuela psicoanalítica francesa de la cual su máximo exponente ha sido J. Lacan nos encontramos  con la ya señalada pregunta: ¿ por qué hay inconsciente?.
Yendo más atrás aun de la evolución psicogenética Lacan postula que el punto central de la existencia se encuentra en la ruptura que produce el nacimiento. La primera etapa de vida de todo protosujeto se encuentra en el vientre materno donde el viviente se encuentra en un estado interoceptivo (ver lacan la familia, o el arte como espacio de recreación kreusch) , esto quiere decir que todo sujeto en potencia encuentra su existencia primera dentro del útero de  la madre. En este momento el ser es uno y único, no depende de nada ni nadie (aquí es el único lugar posible donde existe un individuo), tampoco hay deseo ni necesidad ya que en el estado intrauterino son posibilitadas todas las condiciones de la vida: no se necesita nada. Pero el feto no podrá estar en el útero materno por siempre, debe nacer. Así , el nacimiento implica una ruptura existencial que será refirmada con el destete : el sujeto que antes no necesitaba nada cuando nace comienza a necesitar , a desear. Por lo tanto el deseo es producto del nacimiento: lo que se desea es el estado de confort pleno que se tenía  en el vientre de la madre, se desea el retorno a la madre, el regreso a la totalidad plena donde no hacía falta nada: donde no se deseaba ni se necesitaba nada porque se tenía todo.

Ahora bien lo que podemos señalar como consecuencia de la ruptura con el todo (el nacimiento ; el destete confirma esta ruptura porque distancia aún más al niño de la madre)  es la creación del objeto de deseo: siempre se desea a la madre, el retorno a esta, la totalidad. Así se crea el objeto de deseo que se inscribe en el inconsciente.

Pero aunque en este momento de la existencia del ser ya hay deseo aún no hay inconsciente. Como ya fue señalado anteriormente la división entre consciencia e inconsciencia implica una ruptura, una escisión, una barradua. Esta barradura o fractura es producto de la inscripción del sujeto en el lenguaje, ningún sujeto es quien dice ser, todo sujeto es a la vez dos sujetos; qué quiere decir esto, si pensamos en un niño pequeño , un neonato, este por sí y para sí no tiene un nombre, él solo es, así sin más, pero esta forma de ser no durará mucho, pronto aparecerá otro que llamará a este ser inombrado de determinada manera: así se la da un nombre al niño: un bebé que está existiendo en el mundo de repente será interpelado por un significante: su nombre propio, el nombre del padre , y este , el significante, lo cubrirá, lo barrará para que aprenda a determinarse a sí mismo en su propio nombre.  Lo cual implica que hay un antes y un después del significante, hay un antes y un después del lenguaje, así el signo, el símbolo, cubre al sujeto, y al cubrirlo, al producir la escisión, produce el inconsciente: el inconsciente es producto del lenguaje.


El super yo como constitución del deseo

Volviendo a Freud , particularmente a los escritos de 1930:El yo y el ello, el autor propone una nueva concepción de la mente , este nuevo planteamiento teórico postula la existencia de tres instancias nuevas: el yo , el ello y el supero yo.

El ello es la instancia psíquica que está vinculada al libido, esto es, a la satisfacción del placer. Por otro lado el super yo es una instancia de imposición y prohibición que imposibilita el placer, es lo que dicta la ley externa al sujeto , así la moral, la ética, la religión , la ideología, son instancias de super yo, ya que lo que hacen es señalar al sujeto lo que se puede hacer y lo que no. Esto muestra que  entre el super yo y el ello hay una lucha constante representada por dos principios: el principio de placer, vinculado al libido y al ello, y el principio de realidad, vinculado al super yo y a la prohibición; digamos que esta lucha es la lucha entre el yo quiero y el yo puedo: lo que todo sujeto quiere hacer y lo que su medio le permite hacer.

Es  en este poder y querer hacer donde aparece la masturbación. Pareciera entonces que la ideología en tanto que es una instancia de prohibición, una instancia simbólica  y simbolizante de la prohibición , impide la satisfacción del deseo.

Si nos volvemos al bombardeo ideológico que llevan a cabo los medios en su carácter de aparato ideológico de estado  , lo que estos hacen es incitar al sujeto a desear: construyen el objeto de deseo y muestran la vía para acceder a dicho objeto, es decir, si pensamos que los medios son matrices ideológicas , estas  conducen a todo sujeto a desear algo , por ejemplo al hombre o a la mujer ideal ( ideal de idea, de ideología), al éxito ideal, al amor ideal, al trabajo ideal, al auto ideal;Coca-Cola lo que hace en vender el refresco ideal : el que te hace exitoso, feliz, el que une familias , etc. esto implica que todo objeto de deseo construido por el medio se consolida como el objeto de deseo lacaniano  debido a que la ideología lo que hace es  mostrar al objeto como un contenedor de la totalidad, un contenedor de la felicidad plena: todo sujeto se ve feliz con su objeto, Se ve completado , como si el objeto eliminara la escisión : la fractura primordial que funda al sujeto o la barradura del significante. Así el modelo aspiracional que consolida el medio es el del sujeto (utópico)  completo; todas la matrices ideológicas contemporáneas incitan no a la prohibición del deseo, sino a cumplir el deseo mismo: el super yo social incita a desear.

Así el trabajo como mediador del dinero es el medio por el cual el sujeto aspira a poder a satisfacer su deseo , esto implica que la inserción en el medio laboral se logra gracias a que el sujeto desea lograr algo, eso que se busca lograr es poseer al objeto deseado: comprar algo, comprarse, poseer el plus de la vida  que ,si no es por el dinero, no es posible tener; en otras palabras, lo que busca el sujeto  es poder autocomplacerse , masturbarse en su recreación social y laboral.

Esto es por el lado de la vía productiva, pensando al trabajo como medio del y para el placer, pero toda la vida extralaboral también está proyectada a la masturbación ¿para qué se va el cine? ¿para qué se lee? ¿para qué se escribe? ¿para qué existe el arte? Resulta pues que todos los espacios de recreación existen con la única finalidad de producir placer a los sujetos, existen para producir el estado de bienestar que todos buscan, son una sustitución del útero materno que busca producir , de manera ilusoria, la completud del sujeto. 

Ahora bien , resulta que esta búsqueda  de la completud, esta búsqueda del placer no se constituye de forma plenamente individual, de hecho en tanto que el deseo se satisface en el objeto observamos  como el placer se consolida en una fusión , la fusión de dos entes: el sujeto y el objeto que buscan ser uno. Sin embargo, podemos señalar que otra de las manifestaciones  de la masturbación  social la encontramos en la existencia de espacios para acceder al placer colectivo: si pensamos en el acto de ir al cine, de ir a tomar café con amigos (o extraños,las cafeterías están llenas de estos), de ir a una fiesta, en cualquier acto de recreación social colectivo, resulta que lo que acontece es que los sujetos se reúnen para producirse placer en colectividad, a autosatisfaserce en comunidad,  se produce  una especia de orgia mental y/o física  donde los sujetos se masturban en conjunto. Y , como es posible experimentar en la vida diaria , toda la sociedad occidental existe en función de producir, sostener, y perpetuar no solo los medios de explotación señalados por Althusser, sino que también busca perpetuar la masturbación colectiva: vivimos en  la sociedad del placer. Esta sociedad del placer está encaminada a encubrir y disfrazar los mecanismos de explotación , de tal manera que el placer, o la masturbación diaria de la existencia, produce la ilusión del individuo y la ilusión de  libertad. Los sujetos que , condicionados por la ideología, se dejan llevar hacia la vida del placer son los que  perpetúan la relación imaginaria que , inconscientemente, soporta al sistema.

Esto implica que ,en cierta forma , hay dos vías del desear, una vía natural y una vía artificial. La vía natural es el hecho de que todo sujeto por su condición misma de ser un ser eyecto del útero materno, de la totalidad, necesita de algo para sobrevivir; pero el medio , la ideología , provee una serie cuasiinfinita de objetos “necesarios para sobrevivir”, es decir, se construye artificialmente una necesidad deformada, un plus o extra que excede a la necesidad, hay un resto que no es nunca cubierto, por eso lacan señala que necesidad menos demanda equivale a deseo, de tal manera que ese extra es el deseo artificial que se manifiesta en la mercancía mediática.

De esta forma podemos decir que la máxima atribuida a Freud todo es sexo  realmente describe la operación formal de la sociedad occidental: se vive para autocomplacerse, para masturbarse, y esta existencia autocomplaciente impide la concepción del sistema como un todo, ya que el sujeto autocomplaciente se cree individuo y lo único que busca es su propio placer dejando de lado el progreso del sistema como un todo. La sociedad de la masturbación impide la toma de consciencia de clase y la evolución hacia nuevos sistemas sociales.




 Bibliografía:

Althusser Louis ideología y aparatos ideológicos de estado 1970 ediciones PEPE Medellín Colombia                                    
 Saussure, F. (1917) Curso de lingüística General. México DF: Nuevomar.

Žižek, S. (1922) El sublime objeto de la ideología. México siglo XXI.
Freud S. (1900) La interpretación de los sueños: México siglo XXI
Freud S. El yo y el ello :México siglo XXI
Lacan, J. (1971) Escritos 1. México: siglo XXI.
Lacan, J. (1975) Escritos 2. México siglo. XXI.
Lacan, Jaques  La familia, 1978, España, Barcelona. Editorial Argonauta
Marx, Karl. Engels, Friedrich


Manifiesto comunista,1998,México. Fontamara


 [1]  Aquí hablamos de la cosificación del sujeto , este fenómeno en sentido estricto es la deshumanización del humano donde este pierde su estatuto de persona y  en contraposición es concebido como una cosa, como un objeto; debemos señalas que esta cosificación  es llevada al extremo en las sociedad capitalistas donde aparecen nuevos mercados y nuevas prácticas sociales para estas mercancía: venta de órganos, trata de blancas, prostitución, tráfico de drogas: las llamadas mulas , e incluso el cambio de sexo ( el sexo, al igual que el género, se vuelve una mercancía que puede ser comprada , y vivida a través de las practicas económicas e ideológicas).






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